Director de Plaza Logística
Fuente: Cronista.com
En cualquier economía, la existencia de Pequeñas y Medianas Empresas
formalizadas y en sana competencia es el factor más importante de impulso del
crecimiento, la competitividad, la innovación, la equidad social y el desarrollo
económico sustentable.
La economía argentina está dividida en dos grandes segmentos de mercado. Por
un lado encontramos a los sectores monopolizados, donde reinan los grandes
grupos económicos. En el otro extremo están los mercados informales que no pagan
sus impuestos y viven por fuera de las normas, subsistiendo. En el medio, donde
debería centrarse la mayor parte de nuestra economía, donde deberían florecer
las PYMEs, no hay absolutamente nada.
Es imposible para una PYME formal sobrevivir entre la competencia desleal de los informales y la posición dominante de los monopolios. A esto se suma un Estado que impone una presión fiscal y regulatoria que profundiza el problema, que sólo puede ser tolerada por quien domina o quien evade. En esto consiste el PYMEcidio argentino y de él deriva la mayor problemática de nuestra economía.
Hoy en día, padecemos un verdadero PYMEcidio. Esta realidad no surge de las estadísticas porque allí no aparecen la mayoría de PYMEs que nunca vieron la luz porque fueron abortadas antes de nacer.
Como sociedad estamos aniquilando a quienes tienen en sus manos la posibilidad de democratizar los mercados, devolver la dignidad al trabajo y abrirnos al mundo. A quienes vienen a traernos competitividad, innovación y equidad. Las PYMEs, ni más ni menos.
Es imposible para una PYME formal sobrevivir entre la competencia desleal de los informales y la posición dominante de los monopolios. A esto se suma un Estado que impone una presión fiscal y regulatoria que profundiza el problema, que sólo puede ser tolerada por quien domina o quien evade. En esto consiste el PYMEcidio argentino y de él deriva la mayor problemática de nuestra economía.
Hoy en día, padecemos un verdadero PYMEcidio. Esta realidad no surge de las estadísticas porque allí no aparecen la mayoría de PYMEs que nunca vieron la luz porque fueron abortadas antes de nacer.
Como sociedad estamos aniquilando a quienes tienen en sus manos la posibilidad de democratizar los mercados, devolver la dignidad al trabajo y abrirnos al mundo. A quienes vienen a traernos competitividad, innovación y equidad. Las PYMEs, ni más ni menos.
Las PYMEs en Argentina no pueden sostenerse dignamente ni mucho menos crecer
por cinco factores que atentan contra ellas:
- 1. La altísima presión fiscal, que en Argentina es una de las más altas del
mundo (entre 45% y 50% del PBI).
- 2. La tremenda presión regulatoria y de acumulación de créditos fiscales.
El estado tiene de cómplices a las grandes empresas, participando de un régimen
percepciones y retenciones que ahoga a las PYMEs cobrándoles anticipadamente
impuestos usureros.
- 3. La inexistencia de un sistema financiero normal y de una moneda estable.
- 4. La existencia de una economía informal lleva a que la decisión de
regularizarse implique una competencia desleal por parte de quienes operan fuera
del sistema.
- 5. La situación de monopolización de muchos de los mercados excluye a las
PYMEs de la posibilidad de competir frente a posiciones dominantes.
La existencia de PYMEs en competencia es el mayor factor de equidad social en
una economía, porque ellas empoderan al ciudadano como consumidor, dándole la
oportunidad de decidir entre distintas opciones. También empoderan al mismo
ciudadano como trabajador, dándole alternativas laborales para que elija. Así se
logra que la puja sea en favor de la gente. Las PYMEs logran una verdadera
democratización de la economía y los mercados.
En cambio, en los mercados concentrados, la puja es sólo a favor de la
rentabilidad, tantas veces desasociada del desarrollo económico sustentable y el
bien común. La monopolización puede darse en cualquier segmento de la cadena de
valor y es necesario que las PYMEs participen de toda la cadena para romper con
el riesgo de concentración en cualquier eslabón. Algunos grupos económicos
concentrados han fomentado un modelo paternalista sobre las PYMEs (proveedoras o
distribuidoras de ellos). El monopolio decide la rentabilidad que considera
suficiente para sus PYMEs y las pone a trabajar para sí. Estas no son las
PYMEs que hacen falta. Las PYMEs que necesitamos son las que van a competirle a
esos monopolios, que vayan a pelear por cuotas en los mercados relevantes, PYMEs
que sean verdaderamente libres y que rompan con las estructuras de poder
preexistentes, que no se sometan.
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